Pero para los que llegan un poco tarde presentaremos a María y como la conocí. Ella es sevillana de acento mezclado por las distintas etapas que ha vivido. Tras sus pequeñas gafas se encuentran unos ojos que hablan solos. Habla de forma pausada y hace inca pie en la respiración, afirma que es lo más básico y más importante que hay que aprender, le doy la razón porque mientras ando y hablo se puede notar mi falta de practica.
Seguimos andando por el parque y me doy cuenta que solamente tenemos 15 minutos de una luz única. Justo cuando está a punto de fichar el sol, nos deja un brillo que para los que fotografiamos nos viene como caído del cielo.
Tengo que reconocer que es la primera vez que hago fotos practicando Yoga y surgen dudas. Aquí la primera fotografía.
Tengo que reconocer que es la primera vez que hago fotos practicando Yoga y surgen dudas. Aquí la primera fotografía.
Seguimos caminando, no importa tanto las fotos como el escuchar. Las fotos vienen solas, son segundos, escuchar es mucho más.
Las personas por lo general siempre tienen un don, a veces oculto, a veces saben que lo tienen y no saben cómo sacarlo, y a veces ocurre lo de María, que a través de una experiencia SABE que ser masajista es para lo que está conectada.
Tras un intento frustrado y una experiencia negativa antes de lanzarse a abrir un local, vino el caos, ése del que únicamente podemos hacer una cosa: salir reforzados y con la energía necesaria para comerse el mundo. Así llegó María con ese impulso al Yoga, así nos despedimos de la entrada de hoy...El Yoga es vida, responde.
Feliz día. Feliz vida.